PRESENTACIÓN
El inicio de 2010 puso de relieve que estamos asistiendo a una segunda
ronda de la crisis económica internacional, que esta vez tiene su epicentro
en la Unión Europea y está poniendo en cuestionamiento la continuidad del
euro como moneda común.
El 4 y 5 de febrero se desplomaron las bolsas europeas, arrastrando a los
principales mercados mundiales a la baja. Esta caída es atribuida
centralmente al temor de que Grecia declare el default en su abultadísima
deuda, seguida por el Estado Español, Portugal y otros países de la
eurozona, y a la persistencia del desempleo en Estados Unidos, a pesar del
crecimiento económico registrado en el último trimestre de 2009.
Esta situación es consecuencia directa de los millonarios planes de rescate
que implementaron los Estados capitalistas que si bien evitaron una caída
catastrófica de la economía, lo hicieron al precio de transformar la deuda
privada en deuda estatal, que se volvió un gran negocio especulativo.
El plan de la burguesía es que sean los trabajadores y los sectores
populares los que paguen el salvataje de los grandes bancos, acreedores de
los estados al borde del default, como Grecia. Las principales potencias de
la Unión Europea, como Alemania, antes de aprobar cualquier medida de
rescate, le exigen al gobierno griego que dé muestras de su capacidad para
aplicar un plan de ajuste draconiano que implica la reducción salarial, el
aumento de la edad jubilatoria, despidos, recortes en salud y educación,
privatizaciones y el aumento de impuestos al consumo popular.
En el mismo sentido, el gobierno español está intentando implementar una
reforma laboral que permita flexibilizar aún más la fuerza de trabajo y
postergar la edad de retiro, en el marco de un desempleo que ya ronda el
20%.
Esta receta de ajuste y la reducción del gasto público no tiene nada de
novedoso. Es la misma que aplicó el gobierno de De La Rúa en Argentina
en 2001, que terminó con la declaración del default, el hundimiento de la
economía y una crisis social que llevó a la caída del gobierno.
La huelga general en Turquía en solidaridad con la lucha de los
trabajadores despedidos de la empresa privatizada Tekel, el llamado a la
huelga general en Grecia precedido por acciones de los trabajadores del
sector público, la persistente resistencia de los trabajadores franceses
contra los cierres y despidos, que incluso apelan a métodos radicales como
la ocupación de fábrica y el secuestro de gerentes, las huelgas de los
obreros de la Fiat y otros establecimientos en Italia, son algunos de los
síntomas de que los trabajadores europeos van a resistir el intento patronal
de liquidar sus conquistas y ser quienes paguen con desocupación y
empobrecimiento el rescate de los capitalistas.
Pero aunque el epicentro de la crisis hoy esté en Europa, sus causas y sus
efectos tienen alcance internacional y abarcan a las principales potencias
imperialistas, sobre todo a Estados Unidos, cuyo déficit presupuestario
alcanzó una cifra récord, comparable a la Segunda Guerra Mundial.
El escenario que se perfila en este segundo año de la crisis es de mayores
tensiones y disputas capitalistas, anticipadas por los roces cada vez más
agresivos entre Estados Unidos y China, combinadas con crisis políticas y
situaciones sociales potencialmente explosivas.
En el artículo “La difícil vuelta a un equilibrio capitalista” de Juan Chingo,
se exponen las tendencias profundas actuantes en el desarrollo de la crisis
capitalista y los posibles escenarios que se abren. En la nota “El
imperialismo en la era Obama” de Claudia Cinatti, se analiza el desgaste del
gobierno de Obama a un año de su asunción, la escalada guerrerista en
Afganistán y la continuidad con las políticas de Bush.
La sección dedicada a Europa incluye el artículo “La crisis española. Un
duro test para el régimen heredero de Franco” de Santiago Lupe, sobre la
crisis económica que está haciendo crujir al gobierno de Zapatero y su
intento de imponer medidas antipopulares; y la nota “Francia. Huelgas
obreras. Elementos para un primer balance y propuestas para un programa
de acción” de Danièle Cobet, en el que se desarrollan las características de
las principales luchas de la clase obrera francesa contra los despidos y los
cierres de empresas y el programa necesario para que avancen hacia el
combate contra la patronal y su Estado.
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