viernes, 26 de febrero de 2010

Más que una crisis del gobierno

Por Manolo Romano y Ruth Werner

La huelga general en Grecia y la resistencia obrera en Francia de la que informamos en estas páginas, son la avanzada de la respuesta a la crisis capitalista internacional que ahora golpea agudamente en Europa. Esta “segunda ronda” de la crisis de la economía mundial viene a recordar la precariedad de los “pronósticos de crecimiento” para la Argentina que hace el gobierno y, a su vez, la consigna de los trabajadores griegos, “que la crisis la paguen los mercados”, es un claro alerta para la oposición patronal que promueve, como alternativa, políticas de ajuste fiscal y “reducción del gasto público”.
En parte, esto explica que los pedidos de “inversión” que hizo Cristina Kirchner en el almuerzo que ofreció en la residencia de Olivos a 80 ejecutivos y representantes de los empresarios, buscando oxígeno en su defensa del Fondo del Bicentenario, no haya despertado mayores expectativas en la clase dominante, donde pesa abrumadoramente el capital extranjero. Aunque Cristina les haya hablado de las bondades del “modelo” que les permitió ganancias récord en el 2009, es un hecho que el 90 por ciento de las empresas que cotizan en Bolsa y repartieron casi 90 mil millones de pesos, son multinacionales que giran sus utilidades a sus casas matrices en los países imperialistas.
La crisis política nacional completa el cuadro de incertidumbre de los capitalistas. Aunque la clase empresarial, más allá de sus críticas, se muestre dispuesta, en pos de mantener sus buenos negocios, a no desestabilizar a un gobierno muy debilitado, la relación de fuerzas de los Kirchner en la esfera política hace muy difícil sus planes. La Justicia acaba de patear la pelota a la Corte Suprema el pedido oficial de anular la cautelar que inhabilita al gobierno a utilizar las reservas del Banco Central. A su vez, la cúspide la pirámide judicial dejará la resolución en manos del Congreso que, en marzo abre un nuevo capítulo de la crisis política ya que el oficialismo perderá la mayoría, producto de las elecciones del 28 de junio. Esta semana, los Kirchner terminaron dependiendo, nada menos, que de la ausencia de Carlos Saúl Menem para postergar la sesión del Senado donde la oposición tomaba el control de la mayoría de las comisiones de la Cámara. Si la fragmentada oposición parlamentaria, esta vez con Menem a su favor en el “nuevo Congreso”, logra finalmente rechazar el Decreto presidencial para la utilización de las reservas del Banco Central -más allá de las alternativas de financiamiento que encuentre el gobierno- significaría un golpe político que dejaría a los Kirchner contra las cuerdas. No es de extrañar que en la última semana haya comenzado a hablarse de la renuncia del ministro de Economía, el “arquitecto” del Fondo del Bicentenario Amado Boudou. Inclusive, de un nuevo adelantamiento de las elecciones, esta vez las presidenciales, ya sea porque la crisis política da un salto, o como recurso en última instancia de un gobierno que pierde día a día su autoridad, y un Néstor Kirchner al frente de un PJ que ya abandonó las manifestaciones en Plaza de Mayo a cambio de actos más modestos como el del Club Atenas de La Plata.
Pero no estamos en presencia de una crisis sólo del gobierno sino de la “gobernabilidad” del régimen político en su conjunto. Las alternativas de recambio para la clase capitalista se reducen, hoy por hoy, al vice presidente Julio Cobos encabezando a la oposición radical o a Reutemann liderando al peronismo disidente, dos representantes del arco de la derecha sojera. Los fuertes cruces verbales de Hugo Moyano con ambos, muestran que ninguno de ellos en el gobierno contaría de entrada con el apoyo de la burocracia sindical que hoy dirige la CGT que fue un pilar esencial para la estabilidad del régimen para contener al movimiento obrero que viene retomado una creciente actividad. El problema de fondo es que mientras el “partido de los medios” que encabezan Clarín y La Nación radicalizan su anti-kirchnerismo y empujan el péndulo hacia la derecha; por abajo, sectores de masas tienden a desplazarse en sentido contrario, como lo muestra la creciente oposición a Macri en amplias franjas de la clases medias por la desastrosa “gestión” en la Capital y la bronca de los trabajadores acicateados por la inflación que no quieren perder lo poco conquistado en los años de crecimiento económico. Concientes de esta debilidad, dos viejos representantes del “partido de la producción” que le bajó el pulgar a de la Rúa en el 2001, Eduardo Duhalde y, como representante del difunto Alfonsín, Rodolfo Terragno, salieron a la palestra a proponer un “gran acuerdo nacional” que imponga un “Estatuto del Inversor”, al gusto de los empresarios que como el jefe de la UIA, Héctor Méndez, piden “reglas claras para el capital”. “La energía social (...) se malgasta en piquetes, cortes de ruta y movilizaciones, que son consecuencia de conflictos evitables y la falta de trabajo digno” , declaró el mismo Duhalde que semanas atrás propuso “usar a las Fuerzas Armadas para combatir el delito”.
El actual rol de las direcciones sindicales, de la CGT y la CTA, es impedir la intervención independiente de la clase obrera por sus reclamos en la crisis política, buscando pactar topes salariales mientras las patronales han hecho un colchón de ganancias con las escalada de precios, en tanto el aparato de intendentes refuerza la asistencia estatal mientras miles de compañeros de los movimientos de desocupados vienen realizando acampes y protestas en la Capital y otros puntos del país.
Las perspectivas son de mayores enfrentamientos de clase. La tarea del período es la preparación de un partido de decenas de miles de militantes capaz de afrontar los acontecimientos que se vienen, enraizado en las principales concentraciones de los trabajadores y el pueblo capaz de dirigir a millones cuando avancen en su experiencia política. La participación del PTS en las actuales luchas y organización del “sindicalismo de base”, en los sindicatos y las organizaciones de masas de la juventud estudiantil, apuntan a multiplicar la inserción e influencia política de los revolucionarios, basándose en la perspectiva del internacionalismo de los trabajadores que hoy comienzan a ponerse de pie en los países imperialistas como Francia o sacuden Grecia. Un partido que pueda jugar un papel clave en los momentos decisivos de la lucha de clases para orientarlos hacia la victoria de su propio gobierno.
Con los nuevos dirigentes obreros a la cabeza
Marchemos el 24 de marzo a Plaza de Mayo
Decenas de organizaciones de los derechos humanos no oficialistas y de la izquierda, agrupadas en el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, preparamos una nueva manifestación a Plaza de Mayo el próximo 24 de marzo, en repudio a un nuevo aniversario del golpe genocida de 1976.
El imperialismo y las patronales que ordenaron el golpe, siguen dominando la Argentina bajo el gobierno de los Kirchner y pretenden seguir haciéndolo con sus opositores como la UCR de Cobos o el peronismo sojero de Reutemann. Este 24 es una oportunidad para mostrar la voluntad de miles en las calles para denunciar al conjunto de la clase capitalista que apoyaron la masacre de miles de militantes obreros y jóvenes luchadores; tanto los patrones industriales de la UIA en que se apoyan los Kirchner como los terratenientes de la Sociedad Rural ante los que se postran los “republicanos” de la oposición. El PTS marchará con una columna encabezada por los nuevos delegados de oposición a la burocracia de Daer en Kraft, PepsiCo y las grandes fábricas de la alimentación, con los delegados clasistas que construyen el nuevo sindicato del Subte, en la oposición de los telefónicos a la burocracia sindical de FOETRA y con gran parte de los referentes del nuevo sindicalismo de base que recorre el movimiento obrero.

www.pts.org.ar

miércoles, 24 de febrero de 2010

Salio Estrategia Internacional nro 26





PRESENTACIÓN
El inicio de 2010 puso de relieve que estamos asistiendo a una segunda
ronda de la crisis económica internacional, que esta vez tiene su epicentro
en la Unión Europea y está poniendo en cuestionamiento la continuidad del
euro como moneda común.
El 4 y 5 de febrero se desplomaron las bolsas europeas, arrastrando a los
principales mercados mundiales a la baja. Esta caída es atribuida
centralmente al temor de que Grecia declare el default en su abultadísima
deuda, seguida por el Estado Español, Portugal y otros países de la
eurozona, y a la persistencia del desempleo en Estados Unidos, a pesar del
crecimiento económico registrado en el último trimestre de 2009.
Esta situación es consecuencia directa de los millonarios planes de rescate
que implementaron los Estados capitalistas que si bien evitaron una caída
catastrófica de la economía, lo hicieron al precio de transformar la deuda
privada en deuda estatal, que se volvió un gran negocio especulativo.
El plan de la burguesía es que sean los trabajadores y los sectores
populares los que paguen el salvataje de los grandes bancos, acreedores de
los estados al borde del default, como Grecia. Las principales potencias de
la Unión Europea, como Alemania, antes de aprobar cualquier medida de
rescate, le exigen al gobierno griego que dé muestras de su capacidad para
aplicar un plan de ajuste draconiano que implica la reducción salarial, el
aumento de la edad jubilatoria, despidos, recortes en salud y educación,
privatizaciones y el aumento de impuestos al consumo popular.
En el mismo sentido, el gobierno español está intentando implementar una
reforma laboral que permita flexibilizar aún más la fuerza de trabajo y
postergar la edad de retiro, en el marco de un desempleo que ya ronda el
20%.
Esta receta de ajuste y la reducción del gasto público no tiene nada de
novedoso. Es la misma que aplicó el gobierno de De La Rúa en Argentina
en 2001, que terminó con la declaración del default, el hundimiento de la
economía y una crisis social que llevó a la caída del gobierno.
La huelga general en Turquía en solidaridad con la lucha de los
trabajadores despedidos de la empresa privatizada Tekel, el llamado a la
huelga general en Grecia precedido por acciones de los trabajadores del
sector público, la persistente resistencia de los trabajadores franceses
contra los cierres y despidos, que incluso apelan a métodos radicales como
la ocupación de fábrica y el secuestro de gerentes, las huelgas de los
obreros de la Fiat y otros establecimientos en Italia, son algunos de los
síntomas de que los trabajadores europeos van a resistir el intento patronal
de liquidar sus conquistas y ser quienes paguen con desocupación y
empobrecimiento el rescate de los capitalistas.
Pero aunque el epicentro de la crisis hoy esté en Europa, sus causas y sus
efectos tienen alcance internacional y abarcan a las principales potencias
imperialistas, sobre todo a Estados Unidos, cuyo déficit presupuestario
alcanzó una cifra récord, comparable a la Segunda Guerra Mundial.
El escenario que se perfila en este segundo año de la crisis es de mayores
tensiones y disputas capitalistas, anticipadas por los roces cada vez más
agresivos entre Estados Unidos y China, combinadas con crisis políticas y
situaciones sociales potencialmente explosivas.
En el artículo “La difícil vuelta a un equilibrio capitalista” de Juan Chingo,
se exponen las tendencias profundas actuantes en el desarrollo de la crisis
capitalista y los posibles escenarios que se abren. En la nota “El
imperialismo en la era Obama” de Claudia Cinatti, se analiza el desgaste del
gobierno de Obama a un año de su asunción, la escalada guerrerista en
Afganistán y la continuidad con las políticas de Bush.
La sección dedicada a Europa incluye el artículo “La crisis española. Un
duro test para el régimen heredero de Franco” de Santiago Lupe, sobre la
crisis económica que está haciendo crujir al gobierno de Zapatero y su
intento de imponer medidas antipopulares; y la nota “Francia. Huelgas
obreras. Elementos para un primer balance y propuestas para un programa
de acción” de Danièle Cobet, en el que se desarrollan las características de
las principales luchas de la clase obrera francesa contra los despidos y los
cierres de empresas y el programa necesario para que avancen hacia el
combate contra la patronal y su Estado.


VER DETALLES EN:



CAMPAÑA NACIONAL POR DELEGADOS PARITARIOS ELEGIDOS EN LA BASE

La inflación se come el salario y las multinacionales se llevaron 7 mil millones de dólares
Por Manolo Romano y Ruth Werner
El gesto de “soberanía nacional” de los Kirchner que pone trabas a la navegación de buques ingleses de exploración petrolera en la plataforma marina en Las Malvinas, es muy parecido al del tero que pega el grito en un lado para ocultar el nido en el otro. Ahora trascendió que estas petroleras de Gran Bretaña tienen el mismo financista, el inglés Barclays Bank, que las depredadoras mineras que explotan La Alumbrera en Catamarca, en nombre de las cuales el gobernador Brizuela, un radical K ahora con Cobos, reprimió la manifestación popular en la localidad de Andalgalá, contra la contaminación de las empresas multinacionales que gozan de todos los beneficios impositivos con el gobierno de los Kirchner. Y es este mismo banco inglés el designado por el ministro Boudou para administrar el canje de la deuda a los bonistas en default, poniendo como garantía los disputados 6.900 millones de las Reservas del Banco Central.
Más en general, bajo el gobierno “nacional y popular” las multinacionales imperialistas giraron a sus casas matrices en 2009, según los datos del propio INDEK, 7.000 millones de dólares, todo un “Fondo del Bicentenario” que se fuga anualmente del país semicolonial con una economía dominada casi por completo por el capital extranjero. Estas mismas multinacionales son, además, una parte sustancial de los grandes formadores de precios que provocaron la escalada inflacionaria del verano: los grandes frigoríficos como Quickfood y supermercados como Carrefour o Wall Mart, las comercializadoras de granos como Cargill o Dreyfus, los monopolios de alimentos como Kraft y de bebidas como Coca Cola o Pepsi.
La batalla contra la inflación
Una vez que los capitalistas se hicieron de este colchón de ganancias mediante el aumento de precios, se aprestan a discutir con los jefes sindicales en las paritarias con el objetivo de poner un tope a los reclamos salariales por debajo de la inflación, lo que encubren con el lema de Mendiguren, dirigente de los industriales de la UIA, “la puja distributiva dentro de un marco general de política antiinflacionaria”. Es decir, que la “política antiinflacionaria” de los empresarios se discute después del sacudón de inflación y es, en realidad, para contener los reclamos del salario.
En esta situación la dirección de los sindicatos se ha convertido en la garantía no solamente de la gobernabilidad de los Kirchner, tratando de evitar que la bronca por el aumento en la carestía de la vida se desborde en luchas abiertas, sino de las ganancias de la clase empresarial. Moyano, después de haberse cruzado con los voceros del gobierno por la “inflación que nadie puede negar”, sostuvo todo un programa: "Preferimos un poco de inflación con crecimiento y no una inflación cero o una deflación con pérdida de puestos de trabajo. Esto es lo que hay que poner en la balanza". Pero lo que estaría, así, en la balanza serían dos formas que los capitalistas utilizan contra la clase trabajadora que ha sufrido, durante esta democracia para ricos, ambos flagelos; una que atacaba, como la convertibilidad, la masa salarial en forma directa con despidos en masa, rebajas de sueldo y ajustes fiscales. La otra es la actual, que en forma indirecta licúa el poder adquisitivo de los salarios mediante el colchón de precios de los capitalistas, lo que a su vez convive con un alto porcentaje de precarización de trabajadores que fluctúan entre el empleo y el desempleo, heredado de aquel “otro modelo”. La CGT se apresta a negociar en las paritarias bajo estas condiciones desfavorables para los trabajadores.
La “central alternativa” dirigida por Hugo Yasky acaba de tener su primer gran test en el 2010 en las paritarias del gremio docente. La CTA ha firmado, mediante la CTERA, un aumento del 17% hasta el mes de julio y luego una segunda parte que completa un 23% para el resto del año, por debajo del 27% que los propios dirigentes reclamaban y, encima, en dos cuotas. Pero esto no es, incluso, lo peor. La CTA debilita la lucha unificada ante gobernadores que como Sapag en Neuquén, Binner en Santa Fé y Macri en la Capital han dicho que no van a convalidar ni siquiera ese aumento, y deja librada a su suerte la lucha de la docencia, atomizada provincia a provincia en el marco de crecientes déficit fiscales. Es decir que el acuerdo nacional de CTERA, que “técnicamente” debiera funcionar como un piso a partir del cual negociar, se transforma en un tope salarial.
Como decimos en el número anterior de La Verdad Obrera, está planteada la elección de delegados en la base para negociar el salario y las condiciones de trabajo en las paritarias, mandatados por los propios trabajadores en las empresas y gremios que son los que deben resolver sus propios reclamos. Ante la escalada de los precios del verano hay que plantear un aumento inmediato de emergencia, y reclamar un salario de bolsillo que parta del costo de la canasta familiar para todos -efectivos, contratados, tercerizados, en negro- pasando a todos los trabajadores a planta permanente y a los convenios colectivos. Esta sería la base para plantear un programa obrero que enfrenten tanto la inflación como el desempleo con que los capitalistas aseguran y aumentan sus beneficios: la escala móvil de salarios, es decir aumentos salariales que se ajusten automáticamente con la suba de los precios, y la escala móvil de las horas de trabajo, es decir el reparto general del trabajo entre todas las manos disponibles en la sociedad.
El PTS se propone impulsar unitariamente junto a todas las organizaciones antiburocráticas, del “sindicalismo de base” y los partidos de la izquierda, una gran campaña nacional en los sindicatos de masas por la elección de delegados paritarios desde los lugares de trabajo.
Una oportunidad histórica
A partir de la nueva postulación del sojero Reutemann para liderar al PJ disidente y ser candidato en el 2011, Hugo Moyano declaró que “si llevan el peronismo a la derecha vamos a confrontar”. El jefe de la CGT se ha transformado en la última reserva de un gobierno en decadencia, amenazando con el poder de movilización de sus sindicatos que, supuestamente, haría “ingobernable” un eventual gobierno de Reutemann o de Cobos. Más que un freno a las distintas variantes que se perfilan como representantes de la derecha sojera, la realidad es el agotamiento del ciclo kirchnerista. No solamente en el abandono de la mayoría de las corporaciones empresarias que en casi todas sus fracciones justifican la inflación por la “falta de confianza de los inversores y la puja distributiva” debido a la relación del gobierno con la cúpula de la CGT. En el propio aparato político de intendentes del PJ bonaerense, gran derrotado en las pasadas elecciones, ya se desmarcó una fracción que va desde el intendente de La Plata, Pablo Bruera, hasta Sergio Massa de Tigre, apadrinados por el ex Jefe de Gabinete Alberto Fernández y promocionados por Clarín. El aparato burocrático de la CGT, desprestigiado en la clase trabajadora, se mantiene al frente de sindicatos con una base cada vez más estrecha, con millones de trabajadores precarizados, en negro o desocupados, sin derechos gremiales. Entre esta situación del gobierno y su burocracia sindical y la fragmentación de una oposición patronal que no ha logrado construir una alternativa de recambio confiable para la clase dominante, los sectores combativos de la clase trabajadora y la juventud tenemos una oportunidad histórica. El PTS se propone desarrollar la emergencia del sindicalismo de base promoviendo la elección de nuevos delegados, comisiones internas y oposiciones clasistas en los sindicatos, recuperándolos para la lucha en la perspectiva de construir un gran partido de la clase obrera para vencer a los capitalistas.Nacional