Nos referimos a los 900 mil votos conseguidos por la alianza o los partidos que la integran, superando en los 19 distritos donde la fuerza se presentó el piso del 1,5 % obligatorio para poder competir en los comicios de octubre. En provincia de Buenos Aires y Capital Federal esos porcentajes oscilaron el 4% (promedio nacional), pero lo notable ocurrió en el Interior: 11,2% en Salta, 9,4% en Jujuy, casi 8% en Santa Cruz y Mendoza, cerca del 7% en Neuquén y Río Negro, y del 6% en Córdoba. Desde 1983, no existen muchos antecedentes de un desempeño electoral de este tipo para un espacio identificado en torno a un perfil de izquierda clasista y un programa socialista.
Las razones que explican este hecho no pueden remitir a algo coyuntural ni a un "milagro" mediático. Desde su constitución en 2011 el FIT unifica fuerzas antes fragmentadas y ahora superó en un 40% el medio millón de sufragios obtenidos en las elecciones de aquel año. Se consolidó como un polo de atracción para un electorado popular con valores y reivindicaciones de izquierda, interpelado desde una campaña de reclamos concretos y de alto impacto, y en la voz de candidatos que, por sus trayectorias o ubicaciones, les otorgaban credibilidad a sus planteos. Además, reagrupa corrientes militantes que vienen interviniendo en el movimiento social. Sobre todo, en las luchas de los trabajadores, tanto en sus demandas laborales como en el cuestionamiento a la burocracia sindical. A ello se suma su presencia en el movimiento estudiantil, barrial y de Derechos Humanos. El FIT canaliza fenómenos sociopolíticos que ya existían, pero que no eran visibles o traducibles al plano político-electoral. Expresa la existencia de un espacio alternativo, de doble diferenciación, desde la izquierda: tanto al kirchnerismo como a los bloques de oposición peronista, centroderechista y radical centroizquierdista. Es muy probable que en octubre el FIT amplíe sus porcentajes y tenga la posibilidad de consagrar legisladores en algunos distritos
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Las razones que explican este hecho no pueden remitir a algo coyuntural ni a un "milagro" mediático. Desde su constitución en 2011 el FIT unifica fuerzas antes fragmentadas y ahora superó en un 40% el medio millón de sufragios obtenidos en las elecciones de aquel año. Se consolidó como un polo de atracción para un electorado popular con valores y reivindicaciones de izquierda, interpelado desde una campaña de reclamos concretos y de alto impacto, y en la voz de candidatos que, por sus trayectorias o ubicaciones, les otorgaban credibilidad a sus planteos. Además, reagrupa corrientes militantes que vienen interviniendo en el movimiento social. Sobre todo, en las luchas de los trabajadores, tanto en sus demandas laborales como en el cuestionamiento a la burocracia sindical. A ello se suma su presencia en el movimiento estudiantil, barrial y de Derechos Humanos. El FIT canaliza fenómenos sociopolíticos que ya existían, pero que no eran visibles o traducibles al plano político-electoral. Expresa la existencia de un espacio alternativo, de doble diferenciación, desde la izquierda: tanto al kirchnerismo como a los bloques de oposición peronista, centroderechista y radical centroizquierdista. Es muy probable que en octubre el FIT amplíe sus porcentajes y tenga la posibilidad de consagrar legisladores en algunos distritos
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