El largo conflicto de la Alimentación terminó. El acuerdo firmado es de un 30% anual real para la categoría más baja, ya que los aumentos son escalonados y se llega al 35% en abril del 2011. Sin conformar a muchos, con justa razón (por los descuentos de los días de paro y por la cláusula de paz social), es un acuerdo superior a otros gremios como la UOM o Bancarios. Por eso alarma a patrones y burócratas. No tan sólo por el aumento conseguido, sino por el desborde de las bases y los sectores combativos a la burocracia sindical. Todo hace pensar que ya nada será igual en este poderoso gremio, con más de 80 mil trabajadores en una de las industrias de punta, con concentración de monopolios extranjeros y nacionales en grandes plantas. Nuevos delegados y dirigentes surgieron o se foguearon en este conflicto. Las bases hicieron la experiencia con la burocracia sindical. Los sectores clasistas del llamado “sindicalismo de base” – como la Agrupación Desde Abajo – salen fortalecidos y con nuevos desafíos. Entrevistamos a Leonardo Norniella y “Poke” Hermosilla, dirigentes de PepsiCo y Kraft, respectivamente.
¿Cuál es el primer balance del conflicto?
Javier Hermosilla: Creo que con toda la lucha que se dio, se podría haber conseguido un aumento mejor. El sindicato nuevamente utilizó el método de firmar un acuerdo sin consultar a los trabajadores, que tomaron muchas iniciativas a lo largo de la lucha. La presión de los compañeros de Arcor fue un factor para que la burocracia se viera obligada a no firmar un acuerdo miserable como nos tenían acostumbrados. También la existencia de una corriente de oposición en el gremio acá en Capital y Gran Buenos Aires de la cual somos parte la Interna de Kraft, PepsiCo y la agrupación Desde Abajo. Creo que la repercusión que tiene cada acción que hacen los trabajadores de Kraft fue un elemento importante, que presionó a la burocracia sindical y fundamentalmente a las patronales, que sabían que si firmaban un acuerdo como años anteriores el conflicto se iba a mantener. Se ve que cuando hay una corriente de oposición fuerte en los grandes sindicatos, la cosa cambia, no pueden manejarse como quieren.
Pero por la lucha que se estaba dando creemos que se podría haber conseguido más. El acuerdo es el más alto que se ha firmado este año, a tal punto que toda la patronal discute cómo evitar que este ejemplo se extienda, y se suba el techo salarial o se intenten reabrir las paritarias que cerraron. Pero tiene elementos que no nos permiten hablar de un triunfo, por ejemplo con respecto a los compañeros de Córdoba, no se ha firmado ninguna cláusula que plantee que se van a pagar los días caídos, y que hay una cláusula de paz social por un año.
Leonardo Norniella: Cuando empezó la discusión hace dos meses, la empresa nos decía que pensaban dar entre el 15 y el 20 %. Si uno lo mide desde ahí, y que ahora en la primera cuota tengan que dar casi el doble, el aumento es importante. Pero lo realmente importante es que en la base de la Alimentación algo cambió. Hace tiempo que desde la interna de PepsiCo, como Interna opositora a Daer, venimos trabajando. Pero después del conflicto de Kraft se expresó la bronca hacia las empresas y también un proceso bastante extendido, que muestra que en la Alimentación hay fuerza para sacarles estos aumentos a las patronales, y también para cambiar muchas de las cosas que venimos sufriendo. Este es un gremio que padeció y padece muchas conquistas que tuvieron las patronales en los ’90. Año a año se discuten aumentos salariales, pero la burocracia se niega a discutir el convenio, las condiciones laborales.
Por eso en las fábricas hay una mezcla de alegría y de bronca. De alegría porque se le quitó a las empresas más de lo que querían dar, y si no se les sacó más no fue por falta de fuerza de los trabajadores sino por la actitud de los dirigentes. Eso es lo que da bronca. Por esto nosotros votamos en contra del acuerdo en el plenario del STIA, porque no se consultó a nadie, en primer lugar a los compañeros de Córdoba, porque se podía conseguir más, porque no se pelearon los días caídos y porque se pone una cláusula de paz social que nosotros siempre rechazamos. En el plenario votaron en contra delegados de Kraft y Pepsico, Stani y Bonafide, las fábricas más grandes.
¿Qué peleas dieron las comisiones internas de Kraft y Pepsico?
JH: Dimos la pelea hacia dentro del sindicato, planteando la elección de paritarios elegidos en asamblea, y exigimos un plan de lucha para conseguir el aumento. Esta es la primera vez que desde Kraft se tiene una política activa frente a una paritaria. Todos nos dimos cuenta de que luchar junto con 80 mil trabajadores de la alimentación es una fuerza que no se puede despreciar. Por eso quisimos ser un factor dentro de una lucha nacional y creo que lo logramos. Cuando el sindicato sale con paros de una hora, los compañeros exigen medidas más profundas. Entonces planteamos además los cortes en la Panamericana. El sindicato acata la conciliación, pero nosotros planteamos la necesidad de hacer otras medidas posibles y necesarias. Cortamos la Panamericana en solidaridad con los trabajadores de Arcor…
LN: Al principio, hicimos una reunión de la agrupación con 60 compañeros, donde resolvimos llevar una propuesta a las comisiones cnternas para hacer una manifestación a la COPAL. En ese momento no había ninguna discusión entre el sindicato de la Alimentación y la cámara empresarial, porque la paritaria vencía el 30 de abril. Pero logramos que se reabra. Unos días después de esa marcha se autoconvocaban los compañeros de Felfort, y luego paraban: en 98 años de existencia de esa fábrica nunca había pasado algo así. En el blog de la Agrupación empezaron a llegar mensajes de compañeros de Córdoba, San Luis, Neuquén, Tucumán, que veían bien que nos hayamos movilizado. Ahí el sindicato convoca a un plenario, nosotros planteamos de movida que había que hacer un plan de lucha unificado, con paros y movilizaciones. “¿35%? – dijo Daer – eso es imposible”. López Matheu dijo que un aumento así no lo podían dar las empresas. Pasaron dos semanas y en las fábricas se hacía sentir mucho el pedido de que el sindicato convoque medidas. Finalmente comenzaron los paros de una hora, dos horas. Y el sindicato no llamaba a parar en todas las fábricas: venía a Kraft o PepsiCo con el llamado al paro en un bolsillo, y el papel de la conciliación en la otra. En la segunda prórroga ya en PepsiCo y Kraft paramos contra la conciliación. En PepsiCo iniciamos un a baja en la producción, que bajó al 60 %. Durante los paros hacíamos asambleas, discutíamos mociones hacia el sindicato, para exigir un plan de lucha, y paritarios. Y después llegaron los paros de 24 horas, fueron muy exitosos, marcaron un antes y un después. En PepsiCo el último paro se votó parar 48 horas, 24 horas por fuera de la convocatoria del sindicato, porque tenemos reclamos de recategorización. Ante una pelea tan importante, con mucha trascendencia, tomó más peso porque se planteó además lo de un salario igual a la canasta familiar. Pero además se mostró que en un gremio tan importante de la industria, se vio una pelea masiva, contundente, desde abajo. Porque los grandes protagonistas fueron los trabajadores. Justamente, en el diario La Nación se reflejaba esa preocupación empresaria, que “las bases de los gremios están teniendo un excesivo protagonismo en la discusión, como la toma de las plantas de Arcor, y los cortes en la Panamericana por Kraft”.
¿Estuvieron en contacto con los compañeros de Arcor?
JH: Nos comentaron algunos compañeros de Arcor que se identificaron con nuestra lucha del año pasado, que les abrió la perspectiva de que se podía luchar. Una compañera de la interna, Pamela Bulacio, viajó a Córdoba, también viajó el compañero Oscar, despedido en el conflicto, a llevar 4.000 pesos que recaudamos compañeros de la agrupación y estudiantes solidarios para el fondo de huelga. Al blog de la Agrupación hubo días con más de 1.500 visitas, con mensajes y opiniones. Creemos que los lazos, a pesar de las distancias, son bastante estrechos, y nos jugamos a darles una continuidad en el tiempo. En el acuerdo, como no marca nada sobre los días caídos, los compañeros de Arcor están en una pelea. Vamos a seguir paso a paso su lucha, si es necesario poner en pie un fondo de huelga. En la medidas que las patronales quieran derrotar a los sectores más avanzados, tendremos que estar presentes.
¿Qué perspectivas ven para el gremio?
JH: Hay posibilidades de extender una corriente clasista en el gremio. Los trabajadores demostraron que no confían en las direcciones tradicionales. El camino es organizarse y pelear por barrer a la burocracia sindical. Los compañeros de Arcor han planteado que “con el sindicato o sin el sindicato iban a pelear igual”. Hay que estrechar los lazos, queremos barrer a la burocracia, como se viene expresando en el Gran Buenos Aires. Queremos que esto se extienda, para luchar por una nueva dirección en nuestros sindicatos, una dirección verdaderamente clasista.
LN: La tarea central es reagrupar a todos los compañeros que hicieron la experiencia de lucha contra las patronales y los dirigentes sindicales. En lo inmediato tenemos una pelea para evitar los descuentos, porque quieren dar un mensaje: el que más luchó menos cobra. En esto están de acuerdo la patronal y la dirección del sindicato. A los compañeros de Córdoba les quieren descontar mucha plata y a nosotros nos quieren descontar los premios y los días caídos, y por eso todavía tenemos una pelea. Los compañeros de Arcor, de Villa Mercedes, plantean con fuerza que hay que organizarse para sacar a los dirigentes vendidos que firman acuerdos a espaldas a los trabajadores. La tarea es ésa: construir agrupaciones clasistas en todas las fábricas de la Alimentación, recuperar las comisiones internas y cuerpos de delegados, y organizarnos entre las fábricas de las distintas provincias, para echar a los burócratas. En las cuatro seccionales más importantes (Capital, Provincia, San Luis y Córdoba), se vio que hay muchos luchadores, que van a dar un paso adelante en su conciencia con este conflicto.
martes, 25 de mayo de 2010
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