Por: Christian Castillo
Millones en Brasil se levantan y toman las calles. Primero fueron los jóvenes, fundamentalmente estudiantes. Pero la protesta se amplía a jóvenes trabajadores, a sectores de clase media y ahora a los pobres de las favelas que se autoconvocan para enfrentar las consecuencias de esa “década ganada” de un gobierno que, como en Argentina, se dice progresista. Los discursos de los políticos que gobiernan para los patrones esconden las altas tarifas del transporte, a los funcionarios corruptos, viejos izquierdistas ahora aliados a pastores evangelistas que impulsan leyes “cavernícolas” contra los homosexuales, todo al servicio de los grandes banqueros e industriales que amasan fortunas. Se gastan millones para el Mundial 2014 mientras “no hay plata” para mejorar los calamitosos servicios básicos: salud, vivienda, educación y transporte. Los límites y obstáculos que enfrenta el gobierno del Partido de Trabajadores ponen en cuestión su “modelo de inclusión social” que choca con las aspiraciones populares y el fantasma de la crisis mundial, que para Brasil significó una desaceleración económica.
para leer la nota completa:La división del peronismo y las perspectivas para la izquierda clasista | PTS - Partido de los Trabajadores Socialistas
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