Por: Manolo Romano
“Si el 82 por ciento móvil es ley, el Gobierno podría subir la edad mínima jubilatoria”, dijo Amado Boudou horas antes que el Senado, con un nuevo desempate de Cleto Cobos, aprobara el proyecto opositor. El ministro de Economía amenazó con este “ajuste”, cuando se está librando una gran batalla de clase en Francia contra la suba de la edad jubilatoria. El chantaje del ajuste es para hacer pasar como “un mal menor” el veto presidencial que anunció Cristina. La ley votada por radicales, macristas y peronistas federales es completamente demagógica, su objetivo pasa por dejar en evidencia a los Kirchner ante las aspiraciones de millones de jubilados en el escenario electoral, descontando que la vetará. Pero si los radicales, ajustadores si los hay, pueden correrlos “por izquierda”, es porque el kirchnerismo no tiene para ofrecer ni una suba de 400 pesos restringida a las jubilaciones mínimas.
Hugo Moyano en el acto de la CGT en River prometerá que en el 2011 se viene la “participación de los trabajadores en las ganancias”. Pero lo cierto es que, como muestran Francia o España, los trabajadores resisten los planes de “socializar las pérdidas” en medio de la crisis capitalista mundial que golpea con fuerza Europa y los Estados Unidos. Aunque la economía argentina está todavía sostenida, básicamente, por los altos precios de la soja (se proyectan 9000 millones de dólares de recaudación en retenciones) y se mantiene la inercia de ilusiones de mejoras graduales en el nivel de vida, el momento de las concesiones se terminó. Como símbolo, en el acto de Moyano, la tribuna Gral. San Martín del Monumental ha sido reservada para Andrés Rodríguez, el jefe de UPCN que supo garantizarle al gobierno las paritarias más bajas del país, con un aumento del 11% para los estatales, un reajuste salarial más bajo aún que la inflación del INDEC que la patota de su sindicato defiende contra los trabajadores de ATE.
En el plano político, los trascendidos y operaciones en torno a la posible candidatura de Scioli a presidente dejaron varias puertas abiertas, pero un rumbo claro del gobierno: a la derecha. Aún no se sabe si será la alternativa finalmente definida por los Kirchner para una “retirada ordenada”, si ven una derrota electoral segura, o si termina siendo una maniobra arreglada de común acuerdo con Scioli para que tome distancia de un gobierno en decadencia y le sume votos como gobernador a la fórmula presidencial K, como “el más aliado de los opositores”. Pero algo es seguro: el gobierno se apoya en una figura potable para las corporaciones patronales de la AEA, la UIA o las Confederaciones Rurales Argentinas. Después de la derrota del oficialista Yasky en las escandalosas internas de la CTA, el extremo de centroizquierda de la coalición de gobierno entró en desbandada. El gobierno se recluye en sus aliados de derecha y en el PJ bonaerense para tratar de recuperar los votos que cosechó De Narvaez en 2009. Así, los Kirchner que semanas atrás daban vía libre a los discursos de barricada de Hebe de Bonafini para presionar a la Corte, ahora sacaron a su ladero neoliberal del ministerio de Economía, que de joven militó en la UCD de Alsogaray, contra el aumento de las jubilaciones. En Córdoba, el nuevo movimiento estudiantil enfrenta un proyecto de “contra-reforma” educativa del PJ que pone los planes de estudios al servicio de las empresas multinacionales que dominan la provincia y abre a una mayor injerencia clerical que la ya determinada en épocas de Menem y Angeloz, minando fundamentos históricos de la Reforma de 1918. De los discursos oficiales contra el oscurantismo clerical durante el debate sobre el matrimonio igualitario en el Congreso, los K pasaron a cerrar filas con el Cardenal Bergoglio contra el proyecto de ley de aborto por el que reclamaron miles de mujeres organizadas en el reciente Encuentro Nacional que se reunió en Paraná.
En estas condiciones, la centroizquierda (incluyendo sus nuevos integrantes del PCR y el MST) hace agua. Los que se presentan como “realistas” y conciliadores, contra la “izquierda que lleva a derrotas”, se desenmascaran cada vez más como abiertamente reaccionarios ante los sectores avanzados de la clase trabajadora y el nuevo movimiento estudiantil que lucha. La CTA de Micheli y De Gennaro debutó en la dura lucha de Paraná Metal aceptando un acuerdo con el gobierno cuya única promesa para el 2011 son 600 despidos de metalúrgicos. La CCC-PCR mostró una vez más, igual que durante el lock out sojero, que son buenos amigos de Bergoglio y la Iglesia, actuando como garantes de impedir que el reciente Encuentro Nacional de Mujeres votara un plan de lucha nacional por el aborto legal que multiplicara las fuerzas en todo el país. Pino Solanas, fue silbado en masivas asambleas universitarias de la Capital por declarar que las tomas generan “caos”. Consecuentemente, los aliados en Córdoba de Solanas, Libres del Sur, operan junto al propio ministro de Educación para romper la lucha y denuncian a los sectores “radicalizados”, a contracorriente del movimiento que puso en pie una interestudiantil y marcha por miles (¡y pensar que con ellos formó un frente electoral el PO en la Universidad de Buenos Aires!).
Por el contrario, los estudiantes han obtenido las primeras conquistas en las facultades de Filosofía y Letras y Sociales de la UBA, que no hubieran sido posibles sin enfrentar a los decanos K, con masivas asambleas, tomas, con el inicio de una organización Interestudiantil que empezó a unificar a todos los sectores en lucha sacudiendo el rutinarismo de aparatos como la FUBA, sin las marchas junto a los secundarios, y generar el masivo repudio a la represión contra la ocupaciòn del Ministerio de Educación. Esta es la única perspectiva realista para la que hay que organizar una fuerza de izquierda revolucionaria como la que construye En Clave Roja y el PTS.
www.pts.org.ar
jueves, 14 de octubre de 2010
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