Por: Fernando Rosso , Ruth Werner
El paro nacional de los maestros fue una contundente respuesta al discurso de la presidenta, que en el Congreso se había lanzado brutalmente contra los docentes, acusándolos, palabras más, palabras menos, de “privilegiados”. Una constante en CFK, no hay discurso en que no les dedique alguna acusación. Esta vez, además les cerró por decreto las paritarias.
El paro fue aún más fuerte tras sus palabras. Y no por voluntad de los dirigentes de la CTA-CTERA, afín al gobierno, que tuvo que salir a la huelga obligado por la extendida bronca de la base que no se banca el “techo salarial” dictado por la Nación. La pulseada sigue abierta. En varias provincias surgen luchadores opositores a la dirigencia burocrática; y donde tienen peso las corrientes del que integran el Frente de Izquierda, con una destacada participación de la corriente nacional “9 de Abril” impulsada por nuestros compañeros del PTS. La “sintonía fina” kirchnerista, tan afín a las patronales de la UIA, busca fijar un techo ante la inminente ronda de paritarias y que el ejemplo docente no se propague al resto de los trabajadores. En un nuevo aniversario del 8 de Marzo, el gremio docente, con mayoría de mujeres, le dijo NO a Cristina y su ofensa a miles de maestras. Para la presidenta los únicos “privilegiados” son los empresarios.
A la par que atacó a los docentes, Cristina Kirchner se excusó de la responsabilidad que le cabe a su gobierno en el crimen social de Once, afirmando que nunca nadie le había pedido la rescisión de la concesión a TBA y, cínicamente, reivindicó, las presuntas grandes inversiones y obras realizadas. Sólo si tenemos en cuenta al Cuerpo de Delegados del Sarmiento, desde 2003 en adelante, fueron presentadas unas 300 denuncias. A una semana de los 51 muertos y los más de 700 heridos en Once, sus declaraciones, como mínimo muestran su absoluta incapacidad para dar alguna solución a los padecimientos de los humildes. No hay que olvidar que el “modelo nacional y popular” se basa en sostener lo esencial de las privatizaciones de los ’90, que como muestra el transporte, fueron aprovechadas por el kirchnerismo para beneficiar a sus empresarios amigos como Cirigliano. No por nada, la presidenta reivindicó en su discurso la primera etapa de la privatización de YPF, blanqueando su entusiasmo cuando Néstor Kirchner fuera el gobernador menemista de Santa Cruz. Respuesta oficial de contragolpe
Días después, el Secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, debió renunciar, pero es sólo un “fusible” para “calmar las aguas” porque nadie en el oficialismo está dispuesto a romper esa verdadera asociación ilícita entre las empresas concesionarias, el Estado y la burocracia sindical. Siempre que hay una crisis, el gobierno intenta taparla con “grandes anuncios” para la tribuna. Al cierre de esta edición los medios hablaban de la creación de un Ministerio de Transporte. No sería la primera vez que Cristina Kirchner intenta capear los problemas “por arriba”. Hizo lo mismo cuando estalló la crisis por el reclamo de vivienda en el Indoamericano a fines de 2010, donde también había emergido el odio de los de abajo. La “salida” oficial, después de los muertos por el desalojo a manos de la Federal y la Metropolitana, fue la creación del Ministerio de Seguridad de Nilda Garré. Las viviendas que prometieron jamás aparecieron y la ministra acaba de ser desenmascarada por la denuncia de espionaje a los luchadores sociales que realiza la Gendarmería bajo su mando (ver páginas centrales).
El gobierno, que venía de obtener el 54% de los votos y leyó este resultado como una oportunidad para llevar adelante un giro hacia el ajuste, se muestra ante tragedias como la de Once, perdiendo la agenda y debiendo contestar de contragolpe, pero sin poder resolver la crisis abierta. Una de las ventajas del kirchnerismo es la debilidad de la oposición política patronal, además de que la burocracia de la CGT, por más que Hugo Moyano amenace y hasta hable de paro, no pasa de las palabras.
La agenda de los trabajadores y el pueblo
En las luchas obreras y populares que se vienen dando en el país y luego de la masacre de Once, emergen exigencias de soluciones de fondo a los padecimientos del pueblo trabajador. A modo de ejemplo, la marcha del pasado viernes 2 impulsada por los ferroviarios del Sarmiento, tuvo como consigna central la renacionalización de todos los ferrocarriles bajo gestión de trabajadores y usuarios. La nacionalización es bajo administración obrera, también es necesaria para dar solución a la expoliación de nuestros recursos naturales por parte de las mineras, que son defendidas a rajatabla por el gobierno.
En el plano de la organización de los trabajadores, en el gremio de la alimentación, la lista encabezada por las Comisiones Internas clasistas de Kraft y Pepsico inscribió en su programa la demanda de “8 horas, 5 días por semana, con un salario equivalente a la canasta familiar” (ver página 7). Una salida opuesta a la de los capitalistas, que exigen más productividad y horas extras, con techos salariales (ver página 6). Por su parte, la gran campaña contra el Proyecto X, impulsada por la Comisión Interna de Kraft, representada por los abogados del CeProDH y del PTS, desnudó uno de los aspectos del verdadero carácter represivo de este Estado, aún bajo el barniz “Nac & Pop”.
Tomar partido
Los luchadores que se organizan y levantan estos reclamos tienen que ser concientes de que se trata de algo muy serio. La batalla por trabajar “8 horas, 5 días a la semana con un salario mínimo que cubra la canasta familiar” como plantean los compañeros de “La Bordó” en la Alimentación, ataca el corazón de la ganancia capitalista. Nacionalizar todos los recursos es liquidar a una clase parásita de privilegiados que vive a costa de la gran mayoría obrera y popular, para poner las minas, las tierras, los hidrocarburos, al servicio de un plan que de satisfacción a las demandas de salario, vivienda, educación y transporte para el pueblo trabajador. Luchar por acabar con el espionaje, la ley antiterrorista y la represión es enfrentar al Estado que sostiene este orden social, donde una minoría es dueña de todo y condena a las grandes mayorías a la esclavitud, a dejar la vida en la fábrica, a la miseria y hasta a crímenes como el de Once.
Es ser concientes de que la salida del obrero en blanco es hermanarse con el obrero precario, con el inmigrante, con el pueblo pobre, para impulsar la lucha de clases, en la perspectiva de acabar con este sistema de explotación y opresión. Ese es el objetivo que nos damos desde el PTS. Nuestro llamado a los luchadores obreros, a los jóvenes trabajadores y a los estudiantes combativos, es a sumarse a esta militancia, para construir un poderoso partido revolucionario de miles capaz de ser una alternativa para vencer.
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El próximo 24 de marzo, a 36 años del golpe genocida que derrotó la insurgencia obrera abierta con el Cordobazo, nos movilizaremos a Plaza de Mayo, junto a la izquierda y las organizaciones del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. No sólo por la memoria de los que cayeron, sino también porque tenemos una batalla concreta. Vamos a imponer en la Plaza, las demandas de acabar con el ajuste, el saqueo y la represión del gobierno K, vamos por la derogación de la ley antiterrorista y el desprocesamiento de todos los luchadores y la cárcel a los genocidas.
www.pts.org.ar
jueves, 8 de marzo de 2012
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