martes, 15 de marzo de 2011

Leopoldo Denaday:

Abogado de la clase trabajadora

Luchador por los Derechos Humanos

Militante revolucionario



Hemos perdido a un gran compañero. En estas horas en que nos toca despedirlo, estamos empezando a aprender lo que eso significa. Es un aprendizaje muy duro, brutal y sin duda carente de pedagogía. Pero también nos hace fuertes en mantener las convicciones que compartimos y es una oportunidad, aunque dolorosa, para contar su historia de militancia.

Leopoldo Denaday, “Polo” para sus compañeros y compañeras, se inició en la militancia política revolucionaria desde muy joven, cuando cursaba la carrera de Derecho en la Universidad de Buenos Aires. En esos años de degradación social y cultural que impuso el menemismo, mientras muchos jóvenes optaban por el “sálvese quien pueda” y el individualismo más mezquino, decidió poner sus conocimientos, su energía y la que iba a ser su profesión, al servicio de la causa de los trabajadores y el pueblo.


Compartimos con él intensas jornadas de militancia en las luchas universitarias, en las movilizaciones por la libertad de Raúl Castells y Emilio Alí, por la anulación de la Obediendcia Debida, el Punto Final y los Indultos, en defensa de las luchas obreras, buscando retomar las banderas del Cordobazo y del Mayo Francés, como decíamos en cada asamblea cuando se discutía para qué luchaba el movimiento estudiantil.


Esas jornadas de militancia se multiplicaron cuando los obreros y obreras de Zanon tomaron y pusieron a producir la fábrica, luchando contra la patronal, la burocracia vendida y la represión del Estado. Leopoldo, de vuelta en su cuidad natal, acompañó con el cuerpo y sus conocimientos la gran experiencia combativa de los ceramistas neuquinos. Fue abogado del sindicato ceramista y acompañó a los compañeros en momentos difíciles como la represión en la que perdió un ojo el compañero Pepe Alveal, participando también de la lucha por el castigo a los responsables.


Como abogado laboralista intervino en la región en innumerables causas en las que defendió los intereses de los trabajadores, logrando fallos y sentencias que fueron históricos para la defensa de los derechos obreros, como el fallo a favor de la reincorporación y el reconocimiento como delegada de hecho de María Inés Cabrera, trabajadora de la Textil Pastora, que fue un caso testigo en todo el país para otros trabajadores y trabajadoras. También logró la incorporación de obreros de la fruta afiliados a la CTA. Representó a Claudia Barrionuevo, profesional que se desempeñaba en el hospital de Junín de los Andes, en el primer fallo de mobing en la provincia. Colaboró activamente en la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras tercerizados que cumplen funciones en los hospitales, como en la lucha de las compañeras de la cocina del Hospital Bouquet Roldán, que lograron la continuidad de sus fuentes de trabajo. Colaboró con los compañeros petroleros de Las Heras, que sufrían la represión y la persecución del estado y la burocracia sindical. Fue junto a una delegación de compañeros y compañeras que llevaron su solidaridad a la familia de Diego Bonefoi, luego de su fusilamiento por la policía de Río Negro. Participó de la lucha de los obreros y obreras de Cerámica Stefani de Cutral Co contra el cierre y en defensa de la gestión obrera. Acompañó todas las luchas de los obreros de la Papelera Molarsa y su comisión interna. Y podríamos seguir con una larga lista de jornadas de lucha que sería imposible contar en una sola nota.



Junto a Ivana Dal Bianco, Natalia Hormazábal y Mariano Pedrero, estaba participando activamente de la querella del CEPRODH en las causas contra los genocidas de la región, luchando por la cárcel común y efectiva para todos los genocidas y estaba participando de la defensa de los compañeros de Cerámica Stefani y Cerámica Zanon, a quienes la justicia federal y provincial imputan junto a Natalia Hormazábal por cortar las rutas en defensa de sus derechos.


En todas estas peleas que dimos juntos conocimos a Polo profundamente. Compartimos con él más de una copa de vino y muchísimas charlas y reflexiones. Conocimos su fortaleza y también sus debilidades, sus momentos de cansancio pero nunca de desaliento. Siempre se propuso estar a la altura de las exigencias que nos impuso la lucha de clases. Era un gran tipo, respetado por muchísima gente por ser llano y solidario con los demás.


Muchas veces, los que prefieren transcurrir sin tomar partido, nos han acusado de querer usar la militancia como una forma de darle sentido a nuestras vidas individuales, privándonos de vivir en un mundo de pequeñas historias. En estos días podemos comprender más que nunca la falacia de esta crítica vulgar a la militancia revolucinaria.


No nos dedicamos a buscar el sentido de nuestras vidas, las transformamos en un medio de la lucha revolucionaria y de esa forma tenemos también una vida más plena y libre, que merece ser vivida. Eso hizo nuestro compañero Polo. No se dedicó, como decía Trotsky, a buscar su individualidad en el vacío. Transformó su vida, con constancia, pasión y dedicación, en un medio de lucha por la emancipación definitiva de la clase trabajadora. Y esa decisión, no exenta de sacrificios, le dio también sus mayores alegrías.


Desde la regional Neuquén del PTS y sus compañeros de militancia de todo el país, acompañamos a su compañera Ivana Dal Bianco y sus familiares en este durísimo momento y rendimos homenaje a su militancia revolucionaria y su dedicación a la causa de los trabajadores y el pueblo. Su historia de militancia es un ejemplo para los jóvenes, intelectuales, trabajadores y profesionales que, como él, no se resignan ante la miseria a que nos quiere condenar esta sociedad de explotación.


PTS – Regional Neuquén

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