La brutal represión a los trabajadores de Kraft-Terrabusi el viernes último es un ejemplo de lo que no debemos ni podemos consentir ni aceptar en ninguna circunstancia y sin atenuante alguno.
La razón de ser de una democracia popular viable es el arbitraje de la conflictividad social dentro de ciertos límites que requieren particular atención hacia las políticas judiciales y policiales. La disposición jurídica y represiva para el ejercicio de semejante brutalidad, incompatible con una existencia colectiva democrática, permanece entre nosotros como una deuda por la que habremos de reclamar cada vez que se manifiesten sus efectos de violencia y maltrato.
No es correcto, ni viable, ni creíble suponer -como lo hacen algunos- que la defensa del derecho constitucional al trabajo y la evitación de su pérdida, sabiendo lo que esto significa para familias que dependen del salario para vivir, pueden ser objeto de solución sólo por vía judicial, u objeto de discusión sobre cuál autoridad jurisdiccional debería hacerse cargo.
El estado debe intervenir protegiendo los derechos constitucionales y garantizando el derecho tanto a la protesta como a la obtención de soluciones justas, tutelando especialmente a la parte más débil de un conflicto. Caso contrario, se favorecerá -por acción o por omisión- la gravitación de la lógica brutal del más fuerte.
Alejandro Kaufman
Director
Julio Moyano
Secretario Académico
Carrera de Ciencias de la Comunicación
http://www.argenpress.info/2009/09/repudio-la-represion-en-kraft-terrabusi.html
martes, 29 de septiembre de 2009
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